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SIMCE : ¿Medición o Evaluación del Sistema Educativo?
Todos
los años, la prensa nacional, el Ministerio de Educación,
algunos investigadores del área educativa y uno que otro representante
del mundo político discute y opina sobre los resultados del SIMCE.
Casi siempre, salvo honrosas excepciones, concluyen lo mismo: Los colegios
municipalizados tienen menores puntajes que los particulares subvencionados,
se rankean los colegios, se culpabiliza a los profesores de los resultados,
y concluyen que hay que vender o traspasar los colegios al sector privado,
o implementar un sistema de incentivos y sanciones, como si todo esto
fuera un problema de gestión empresarial. Una primera pregunta
asoma ¿por qué los profesores están ausentes de estas
discusiones?, ¿será que no se les considera un actor educativo
relevante?
Por cierto, lamentable es que no nos detengamos y aprovechemos
este momento para discutir de una manera más abierta. ¿El
SIMCE puede servir para medir la calidad de la educación en nuestro
país? O más específicamente ¿ la medición
de resultados de aprendizaje es igual a decir evaluación de la
calidad de la educación?. Evaluar, la CALIDAD DE LA EDUCACIÓN,
significa incorporar varios indicadores más, y no sólo el
de logros de aprendizaje. Significa añadir, -no al SIMCE, por supuesto-,
otras evaluaciones con indicadores de satisfacción de los actores
educativos (estudiantes, apoderados y docentes), indicadores de equidad
(capacidad del sistema educativo de entregar más a quienes más
lo necesitan y reducir las brechas de desigualdad en la vida de las personas),
indicadores de retención de alumnos en situación de vulnerabilidad,
indicadores de calidad de la gestión de sostenedores y autoridades,
etc. Sólo de esa manera podríamos hablar de evaluar la calidad
de la Educación.
Otro elemento a reflexionar es: ¿por qué no incorporar áreas
de la formación curricular fundamentales, que están explícitas
algunas de ellas en el nuevo marco curricular implementado en la Reforma
Educacional, tales como: la formación ética y ciudadana,
es decir el compromiso crítico con la realidad social, el reconocimiento
y adhesión a los Derechos Humanos y los valores universales, el
desarrollo del pensamiento moral autónomo; el desarrollo del pensamiento
como sentido crítico y reflexivo, el reconocer problemas, la creatividad,
etc; o aquellas que tienen relación con la formación de
la persona y su entorno como : desarrollar la autoestima, la promoción
de una reflexión acerca de la trascendencia de la persona humana,
la capacidad de diálogo y la participación democrática,
etc.?. Si el nuevo marco curricular busca responder preguntas tales como:
¿Qué conocimientos deben lograr los alumnos en su experiencia
curricular escolar?, ¿Qué habilidades y competencias deben
desarrollar?, ¿Qué actitudes y valores deben otorgarles
su experiencia educativa?. Entonces, ¿por qué no medimos
estos ámbitos, e insistimos sólo en el SIMCE? Ver
mas sobre este tema.
Finalmente, cualquier evaluación debe tener un
componente formativo. Por tanto, la pregunta que sigue es ¿Cuánto
nos ha ayudado el SIMCE para formarnos?. La mantención de un SIMCE
con sesgo autoflagelante, poco o nada colabora en esa dirección,
poco o nada ayuda en la formación de nuestros niños, niñas
y jóvenes.
Observatorio Chileno de Políticas Educativas |